En un partido que hizo vibrar a más de uno, Frank Kudelka, el técnico de Huracán, dejó una vez más ver el fuego que lleva dentro cuando se trata del Globo. Y no es para menos; el entrenador dejó escapar una frase que retumbó como trueno en el horizonte futbolero: «¡Ustedes no quieren que Huracán salga campeón!» Una acusación directa que parece encerrar la ansiedad y la ilusión que rodean a Parque Patricios en esta búsqueda incansable de la gloria.
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Una olla a presión en el Ducó
El estadio Tomás Adolfo Ducó era un verdadero hervidero. Desde las tribunas se podía sentir el nerviosismo mezclado con el deseo ardiente de ver al equipo levantar la copa. Mientras la pelota rodaba, Kudelka, como un director de orquesta en un concierto épico, movía sus piezas en el tablero en un intento por doblegar a un rival siempre complicado como es Vélez Sarsfield.
Las emociones a flor de piel
Durante cada jugada, el público contenía el aliento. ¡Qué ansiedad, mamita querida! Cada pase y cada movimiento eran como pinceladas en un lienzo de pura pasión. Los jugadores de Huracán corrían como si persiguieran el viento mismo, mientras Kudelka, desde la línea lateral, lanzaba indicaciones llenas de fervor.
- Un penal dudoso: Fue un momento de infarto cuando el árbitro señaló la pena máxima a favor de Vélez. La cancha entera explotó en un «¡uf!», seguido por los reclamos estridentes de Kudelka y compañía.
- El gol que no fue: La explosión de júbilo ahogada en calle Luna y Amancio Alcorta cuando el línea levantó el banderín, anulando lo que parecía un golazo. Era como ver una nube tapar de repente un día soleado.
Los elogios para Vélez
«Nos enfrentamos a un gran equipo. Vélez jugó como corresponde y se defendieron con uñas y dientes,» reconoció Kudelka con la chispa de la competencia aún en los ojos pero sin dejar de mirar al futuro con la esperanza renovada.
El técnico no escatimó en elogios para el rival, comparándolos con un viejo zorro del desierto que no se deja cazar fácilmente. «Jugaron como si tuvieran siete vidas, de esos equipos que nunca entregan el pellejo,» exclamó.
Sin embargo, la chispa de la esperanza no se apaga para Huracán. El sueño de ser campeones sigue ahí, latiendo con fuerza en el corazón de cada hincha. Y como dice el dicho, mientras hay vida y fútbol, hay esperanza. ¡Aguante el Globo, siempre!