El dramático colapso de Edoardo Bove en el campo
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El joven futbolista italiano Edoardo Bove, de solo 22 años, protagonizó un episodio que puso el corazón en un puño a todos los presentes en el estadio Artemio Franchi durante el enfrentamiento entre la Fiorentina y el Inter. Afortunadamente, tras perder el conocimiento en el minuto 17, Bove ha recuperado la consciencia y respira por sus propios medios, según han informado las fuentes locales.
Un momento de tensión indescriptible
Bove, que en ese instante se agachaba para atarse los cordones, se levantó repentinamente para colapsar en el terreno de juego, completamente inconsciente. La angustia se apoderó del estadio, donde apenas minutos antes el VAR revisaba un discutido tanto del argentino Lautaro Martínez, que mantenía en vilo a la multitud expectante.
Auxilio inmediato y reacción ejemplar
En medio del desconcierto, Simone Inzaghi, el entrenador del Inter, fue el primero en reaccionar, pidiendo ayuda rápida como un rayo. Los jugadores actuaron como un solo bloque, formando un círculo protector a su alrededor como si se tratara de un escudo humano, velando por la privacidad de Bove tanto en el estadio como en la retransmisión televisiva.
Presunto origen epiléptico
La caída súbita de Bove, que según se apunta pudo ser provocada por una crisis epiléptica, hizo que el jugador fuera trasladado al Hospital Careggi de Florencia. Una vez allí, los médicos confirmaron que su ritmo cardíaco se había equilibrado tras el ataque.
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Solidaridad y lágrimas en el vestuario
Al momento, el partido se suspendió, y los jugadores se dirigieron a los vestuarios, muchos de ellos visiblemente afectados, especialmente los compañeros de equipo de Bove, con lágrimas en los ojos. En el silencio del estadio, que ya en su día lloró la pérdida de su capitán Davide Astori, se sintió la solidaridad y el apoyo inquebrantable del mundo del fútbol.
Bove es un ejemplo de la pasión desbordante del fútbol y un recordatorio de que, en este deporte, los momentos de crisis despiertan lo mejor de cada uno, como bien demostraron Federico Dimarco y Nicolo Barella, quienes propiciaron un traslado rápido para el que también es su compañero de selección.