La escena se hizo eco en el Estadio Jorge Luis Hirschi. De repente, un suspiro colectivo inundó las gradas mientras el pulso de los hinchas se detuvo en seco. En un partido entre Estudiantes de La Plata y River Plate, el destino parecía inclinarse a favor de los locales. Pero en un giro del destino, un error insólito marcó el rumbo del encuentro. ¡Qué locura! El joven Manyoma falló un gol de esos que quedan en el imaginario, un remate que, a primera vista, parecía guardar más cariño que un abrazo de abuela en Navidad.
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El Gol que No Fue
Con el marcador en cero, el partido se respiraba intensidad. La defensa millonaria no encontraba la forma de frenar la arremetida del conjunto pincha, que llegaba al área rival como chiquilines en búsqueda de un helado. Fue en ese momento que Manyoma, en un mano a mano que hace poco era un sueño de pasarela, se llevó la peor parte. Pensó más en el grito de gol que en el mismo gol. ¡Sorpresa! La pelota se fue a la tribuna, amando más el cielo que el fondo de la red. Un "no puede ser" escapó de la boca de todos, transformando la euforia en incertidumbre.
El Viaje al Abismo
A la hora de la verdad, el partido se acercaba a los últimos minutos, y la euforia se palpaba en el aire. Desgraciadamente, los que llevan la camiseta estudiantil se vieron en un apuro. River, lejos de rendirse, sacó la garra, y en un tremendo contragolpe, Borre se disfrazó de mago, burlando defensores y dejando a los rivales viendo estrellas. ¡Golazo! La red vibró, y lo que era una fiesta en La Plata se convirtió en una pesadilla.
Estudiantes había tenido su oportunidad, un momento ideal para escribir su historia, pero la vida es así: a veces te regala un caramelo y otras te lo quita con un mordisco. ¡Qué amarga ironía! El destino no le sonrió al pibe Manyoma porque en el fútbol, los errores se pagan caros y esta vez, duele más que una patada en la espinilla.
El reloj seguía corriendo y la hinchada, desgarrándose entre la esperanza y la desilusión, ya entendía que la historia de este encuentro se había escrito en otro tono. ¡Vamo’ Estudiantes!, seguir intentando aunque la tristeza calce los botines para salir a la cancha. El único consuelo que queda es el aprendizaje: “En el fútbol no hay que perdonar, porque el que perdona, pierde.”
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Al final, Estudiantes tuvo que conformarse con un 0-1 que pesará en el recuerdo. Manyoma aprendió la lección más dura, pero los hinchas siguieron apoyando, porque en este hermoso juego, la pasión nunca se rinde. ¡La próxima será! 💚⚽💔