El Betis se hunde en tierras checas: autocrítica y pedido de disculpas
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En una noche aciaga y llena de sombras, el Betis sufrió un golpe contundente al caer derrotado ante el modesto Mlada Boleslav, dejando una sensación de "auténtico ridículo" en el terreno de juego. La voz del vestuario resonó con fuerza a través de las palabras del meta, Adrián San Miguel, quien no escatimó en calificativos tras el bochorno vivido. Al término del encuentro, el portero no dudó en pedir perdón a los seguidores verdiblancos, reconociendo que la actuación del equipo fue "vergonzosa" y "difícil de concebir".
Un partido para olvidar
El Betis llegó al encuentro advertido tras un tropiezo inicial en Varsovia, pero una vez más se mostró vulnerable. La imagen fue de luces apagadas, dejando que un rival, en teoría inferior, diese la vuelta al marcador en apenas tres minutos. "Hoy lo primero que hay que hacer es pedir disculpas. Lo que hemos hecho es inaceptable", expresó un Adrián que se sumergió en una autocrítica feroz: "Nos han remontado y es un golpe que nos tiene que doler en el alma. No es solo perder, es cómo se pierde".
La furia de la afición y el reto de redimirse
El enfado de los aficionados fue palpable al final del partido y, según el meta bético, este descontento está plenamente justificado. "Nos dijeron que habíamos tirado la camiseta y yo lo reconozco. Esta actitud no nos llevará a ningún lado", manifestó Adrián, enfatizando la necesidad de máxima autocrítica dentro y fuera del vestuario. "Cada rival puede ganarnos si no estamos al 200%", agregó, reflexionando sobre la actitud con la que enfrentan los encuentros.
Un camino complicado hacia la clasificación
Con esta amargura a cuestas, el Betis ve complicadas sus opciones en la fase de grupos, enfrentándose al difícil reto de luchar por seguir vivos en Europa. Adrián subrayó la importancia de una reacción inmediata: "Tenemos que luchar en cada partido restante, sobre todo en el próximo en Moldavia". El equipo necesita una metamorfosis urgente sobre el césped, demostrando que la esperanza aún no está perdida.
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Pellegrini, desarmado
Por su parte, Manuel Pellegrini apareció visiblemente afectado y sin explicaciones para el mal desempeño de su equipo. "Fue una derrota dura y merecida. No estuvimos a la altura", reconoció el técnico chileno. Pese a los intentos de revitalizar el equipo tras el parón, Pellegrini admitió la dificultad para encontrar una razón clara que explique el descalabro. "Uno habla con los jugadores, pero luego no llegan resultados", afirmó.
El entrenador se distancia de la idea de un problema de actitud y apunta al vacío futbolístico como la raíz del mal. Para Pellegrini, el rebote en el juego es imprescindible, urgiendo al equipo a despertar de este letargo y recuperar la esencia que una vez les dio gloria. "Todavía hay camino por recorrer. O reaccionamos ahora o la Conference será solo un espejismo", concluyó con una mezcla de esperanza y desafío.