En un desenlace digno de una montaña rusa futbolística, un gol del joven talento del Real Madrid, Arda Güler, a dos minutos del final del tiempo reglamentario, cambió el rumbo del partido y aseguró el triunfo de Turquía por 2-4 sobre Islandia. Este choque reafirmó a la escuadra dirigida por el italiano Vincenzo Montella en la cúspide de la clasificación del grupo 4 en la Liga B de la Nations League.
Inicio con Desafíos
El partido no pudo comenzar peor para los otomanos. Apenas al tercer minuto, Orri Oskarsson abrió el marcador para los locales con un contragolpe letal, donde el delantero de la Real Sociedad demostró que tiene el pie más afilado que una navaja suiza.
Arda Güler, en un intento de igualar la contienda, se mostró como uno de los motores del equipo turco. Con insistencia, buscó el gol a través de un cabezazo potente y un remate de zurda que pasó rozando el travesaño como si el balón llevara una carta de amor sin destinatario.
Reacción Turca
En el segundo tiempo, Turquía mostró una cara diferente, más resuelta. Irfan Kahveci inauguró la remontada con un disparo espectacular desde fuera del área, que dejó al portero islandés clavado como un espantapájaros al sol.
El épico giro de guion continuó con Hakan Calhanoglu, quien a pesar de un primer penalti anulado por el árbitro tras un resbalón que provocó un curioso doble toque al balón, no dejó pasar su segunda oportunidad desde los once metros, estableciendo el 1-2 con la precisión de un cirujano.
Un Final de Alarido
Pero el fútbol es como la vida, nada está garantizado hasta el último segundo. Los islandeses, como vikingos que buscan dar su último aliento antes de la batalla final, empataron el partido con un gol de cabeza de Andri Gudjohnsen, aprovechando un error en la salida del guardameta turco.
Cuando el empate parecía grabado en piedra, un error del portero islandés Hakon Valdimarsson cambió todo de nuevo. Kerem Akturkoglu se deslizó como un ladrón en la noche, robándole el balón para asistir a Güler y poner el 2-3.
Pero la voluntad del delantero del Benfica no se apagó ahí. En el tiempo de descuento, Akturkoglu selló el partido con un gol que sentenció el 2-4 definitivo y terminó de hundir el barco islandés bajo una tormenta turca.
Una victoria sufrida y memorables para los pupilos de Montella, quienes demuestran que el fútbol, aún en los tiempos más desesperados, ofrece oportunidades para los valientes.
