En una noche que desafió al pronóstico, Deportivo Cali convirtió un simple enfrentamiento en una epopeya al empatar 1-1 con Atlético Nacional en el ausente pero siempre imponente estadio Atanasio Girardot. Este duelo, correspondiente a un aplazado de la fecha 7 de la Liga BetPlay 2024-II, se transformó en una auténtica montaña rusa de emociones para ambas escuadras.
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Polémica sobre el césped
A pesar de la intensidad del partido, el silbatazo marcó el final acompañado de controversia. El árbitro Mauricio Mercado se convirtió en protagonista cuando cobró una falta a Luis Marquinez por tocar el esférico fuera del área, una decisión que sin duda fue música para los oídos del conjunto azucarero. No obstante, el estratega del Cali, Sergio Herrera, optó por no echar leña al fuego y prefirió centrarse en el crecimiento de su equipo.
Lo bueno del Cali: La muralla se levanta
“La lectura fue perfecta,” afirmó Herrera al expresar cómo su equipo cumplió a cabalidad con lo planeado para la primera mitad, especialmente en su fase defensiva. Como muro, los de Cali mantuvieron a raya los embates de Nacional, y en el complemento, mostraron una chispa renovada al amenazar con más creces la cabaña rival.
Aspectos a mejorar: Más toque, más magia
Sin embargo, no todo fue color de rosa para los azucareros. Según Herrera, “nos faltó en el primer tiempo un poco más de juego,” haciendo énfasis en la importancia de hilvanar pases y de no caer en el letargo al mover el balón para romper el orden defensivo contrario.
Fortaleza desde la banqueta
Herrera destaca que, aunque su equipo sigue afinando su defensa como un reloj suizo, la meta sigue siendo el equilibrio, un reto que aún sienten que no lograron satisfacer del todo. “El punto es muy bueno,” aseguró el DT, remarcando que la capacidad de reacción y no rendirse nunca fue lo que permitió al equipo rascar ese valioso punto.
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El empate fue un tesoro rescatado del fuego de la polémica y del ambiente desangelado, mostrando el carácter y la tenacidad del Deportivo Cali, que ahora regresa a casa con oro en el bolsillo y mil cosas por mejorar en la pizarra.