En un encuentro para el recuerdo, Atlético Bucaramanga selló su pase a cuartos de final de la Copa Betplay 2024 al superar a Millonarios en la vuelta de los octavos de final. El conjunto leopardo se enfrentará en la próxima ronda a Pasto, en lo que promete ser otro duelo de infarto. Sin embargo, el partido estuvo salpicado de arduas polémicas arbitrales que encendieron los ánimos en la cancha y en las gradas.
Primer tiempo: Las decisiones que dieron de qué hablar
Desde el pitazo inicial, la falta del VAR dejó huella. En una jugada candente, Santiago Giordana, con la garra de un felino acechando a su presa, se impuso a Cristian Zapata en una disputa de balón. El delantero argentino cayó en el área y todo indicaba un posible penalti, pero el juez Nolberto Ararat dejó seguir el juego, haciendo caso omiso a los reclamos bogotanos.
Por si fuera poco, minutos más tarde, un toque de mano de Daniel Mantilla, visible para todos menos para el árbitro, volvió a encender las alarmas. El esférico rebotó en el brazo de Santiago Jiménez de Bucaramanga, para sorpresa de los hinchas que esperaban el cobro de un penalti evidente. Sin embargo, la mano no fue cobrada, dejando al equipo visitante rascándose la cabeza.
Segundo tiempo: Polémica y emociones a flor de piel
En la segunda mitad, la tensión continuó escalando. Leonardo Castro fue derribado dentro del área por la arremetida de Freddy Hinestroza, en una jugada que dejaba poco a la imaginación sobre lo que debía ser un penalti claro. Sin embargo, nuevamente Ararat decidió guardar el silbato, desatando la frustración del banquillo embajador.
El desenlace: una serie de jugadas candentes
El último chispazo de polémica vino con otro encontronazo entre Mantilla y Jiménez. El extremo llegó primero al balón, pero su esfuerzo fue en vano, ya que la infracción no fue señalada. Como un guion repetido, una vez más los aficionados tenían que conformarse con la incertidumbre.
Con el pitazo final, Bucaramanga celebró su triunfo y clasificación, mientras Millonarios y sus seguidores quedaron con un sabor agridulce, sabiendo que la falta del VAR se erigió en un protagonista inesperado que dejó huella en la memoria de este vibrante duelo copero.
