Un enfrentamiento salvaje entre radicales del Espanyol y del Oviedo se traduce en un verdadero campo de batalla en las calles de Cornellà de Llobregat, con 17 detenidos y 12 investigados tras el operativo policial. En una exhibición de violencia difícil de imaginar, la Policía Nacional y los Mossos d’Esquadra llevaron a cabo una contundente operación que aún sigue en marcha.
Una pelea monumental al estilo de un derby clásico
El 23 de junio marcó un episodio de alta tensión cuando aficionados de ambos equipos, con edades comprendidas entre los 21 y 68 años, se encontraron en el paseo de los Ferrocarrils antes del decisivo partido de vuelta del playoff de ascenso. Allí, bajo un cielo que parecía presagiar conflicto, se desató una auténtica batalla campal. Botellas volaron como proyectiles, sillas se convirtieron en escudos improvisados, y vasos protagonizaron un alboroto digno de un espectáculo circense.
Consecuencias dolorosas
Como suele ser el caso en las reyertas de esta índole, el saldo fue lamentable. Destaca un infortunado seguidor del Real Oviedo que terminó con una rotura de peroné y una brecha en la cabeza, dejando claro que esta reyerta fue más que un simple alterado callejero. Algunos heridos prefirieron el anonimato por miedo a represalias al ser identificados. Además, el mobiliario de los bares de la zona sufrió un varapalo que dejará huella en la memoria local.
La justicia toma cartas en el asunto
En un proceso judicial que no admite demoras, cinco de los detenidos ya han enfrentado al juez, que ha impuesto la medida cautelar de alejamiento del estadio Carlos Tartiere durante partidos del Real Oviedo. La pelota de la justicia sigue en juego, y la operación Chopo continúa, con la perspectiva de futuras detenciones en el horizonte.
Sin duda, el fútbol nos regala momentos memorables, pero esta vez la escena fuera del campo eclipsó el espectáculo dentro de él. Con cada paso que se da para erradicar la violencia, se reafirma que el verdadero espíritu del balompié reside en el amor a la camiseta, la emoción del gol y la pasión de compartir, no en la batalla sin sentido.