El horizonte futbolístico se iluminó nuevamente, aunque con sombras del pasado, mientras el mediocampista estelar de las Chivas Rayadas de Guadalajara, Víctor «Pocho» Guzmán, decide romper el silencio y compartir su verdad sobre aquel intrincado capítulo de su vida relacionado con el doping. En una explosiva confesión, Guzmán aclara las prolíficas especulaciones que envolvieron su entorno y los desafíos emocionales que enfrentó. Con la contundencia de un tiro libre a la escuadra, el futbolista de 29 años desmiente categóricamente varias de las aseveraciones que rondaron su caso.
«Pocho» y la polémica del doping: un relato de superación
Al revelarse el caso anteriormente, muchos medios especularon que el supuesto dopaje se debía a sustancias alcaloides, incluyendo cocaína. Sin embargo, el propio Guzmán, como un artillero que sabe dónde colocar la pelota, se encarga de narrar su perspectiva, disipando rumores como el viento despeja las nubes.
“Vienen y me dicen: hace seis meses te salió un dopaje positivo, pero yo dije cómo, si esos resultados salen seguiditos,” relata Guzmán. Un mar de emociones lo embargó durante esos días: “No comí por tres días, le daba vueltas al cuarto porque yo era inocente.” Una tormenta perfecta, que incluyó un incendio en el negocio de su hermano, arremetió contra su vida familiar, dejando a su padre en lágrimas, una imagen desgarradora para cualquier hijo.
El juicio público y su impacto
El futbolista hizo sus declaraciones en el podcast El Capi con Ramón Morales, describiendo cómo enfrentó no solo un juicio deportivo, sino también un juicio público exacerbado en redes sociales, donde los seguidores aportaron sus propias sentencias sin conocer la verdad completa. En sus palabras: “Ahorita la gente me ve y me dice marigüana y cocaína, pero no saben ni la sustancia que te sale en el control de dopaje.”
La incógnita de la sustancia y la fortaleza de «Pocho»
Guzmán se esforzó por continuar adelante a pesar de las habladurías de jugadores de sillón que no comprendían ni la más mínima parte del complicado mecanismo del control antidopaje. Con vehemencia, explicó: “Los leo sobre que no juegue pegado a la línea, pero no saben ni cuál sustancia me salió. Yo presenté pruebas, conversaciones, todo.”
La veracidad de su defensa resonó en los pasillos del deporte nacional: “Esto fue ajeno a mí. Yo nunca traté de sacar ventaja deportiva ni tuve culpa de la sustancia que salió.” Guzmán, con la tranquilidad recuperada tras el torbellino, se refugia en su pasión por el fútbol y en la confianza de haber probado su inocencia. Al recordar el impacto que el escándalo tuvo en su vida profesional y personal, resume: “Sentí que se me acababa el mundo.”
El testimonio de Víctor «Pocho» Guzmán nos recuerda que en el impredecible mundo del fútbol, como en la vida misma, las apariencias engañan y cada jugador, cada persona, enfrenta su propia lucha en el campo de juego.
