El RCD Espanyol de Barcelona está afrontando una temporada económica casi de supervivencia, al mejor estilo de un náufrago aferrado a un bote en alta mar. El club ha decidido seguir una política de bajos costes, y esta estrategia no sólo ha permeado hasta la cancha, sino también hasta el vestuario.
Ajustes draconianos en el Espanyol
El propietario ha dejado las cosas claras: el club tiene que ajustar el cinturón, y las instrucciones han llegado directa y contundentemente a todas las áreas del equipo. A primera vista, parece que el Espanyol estuviera jugando un partido a contrarreloj, donde cada centavo cuenta. Esta política ha afectado incluso a las comidas de los jugadores. Mientras que antaño disfrutaban de desayunos, almuerzos y cenas ajustadas al plan nutricional del cuerpo técnico, ahora sienten que la calidad ha bajado, como si de un pase mal dado en el área se tratase.
Recortes también en la despensa
Las bajas en el menú son notables: ni rastro de jamón, yogures de proteínas y mucha menos fruta. La directiva ha marcado una línea clara: "Hay que ahorrar en todo", como si el club estuviera defendiendo con diez a capa y espada.
Los viajes tampoco escapan al ajuste económico, y el Espanyol alterna vuelos comerciales con charters, trenes AVE o incluso autobuses, dependiendo del itinerario. Se podría decir que el Espanyol está jugando fuera de casa en cada detalle imaginable.
El equipo pide soluciones
Ante el descontento con la disminución en la calidad de las comidas, los jugadores han decidido tomar cartas en el asunto. Han solicitado una reunión con la parte de marketing y los responsables del gasto para expresar sus preocupaciones. Buscan soluciones que no mermen lo que consideran uno de los fundamentos de su preparación: la alimentación. Y, en esta tarea, cuentan con el apoyo de miembros destacados del equipo como Sergi Gómez, Leandro Cabrera, Javi Puado y Pol Lozano, quienes cuentan con la mediación de Garagarza.
Números y fe en el campo
En el ámbito deportivo, hasta ahora, el Espanyol ha logrado mantenerse a flote en LaLiga, ocupando la decimocuarta posición con un registro de tres victorias, cinco derrotas y un empate. Aunque pareciera que, tras bambalinas, se estuvieran preparando para una posible venta, esperando que las expectativas económicas cuadren y vuelvan más atractiva una operación de compra.
A nivel de presupuesto, el Espanyol ha tenido un límite salarial esta temporada de apenas 8,8 millones de euros, lo que contrasta brutalmente con los 86,3 millones que tenían en la 2019-20. No cabe duda de que las cifras parecen un desafío titánico, casi como enfrentar a los mejores sin el once titular.
El futuro incierto
El club perico está a la espera de que esta política de ahorro dé sus frutos a largo plazo, aunque ahora es, junto al Sevilla, uno de los equipos con menos presupuesto en LaLiga. En otras palabras, el Espanyol sigue en la cancha, luchando cada jornada. Bregan en un mar de incertidumbres económicas, pero con la esperanza de que el fútbol, alguna vez, compense sus esfuerzos.