Ha sido una jornada gris para el pueblo de Rosario. Hoy, el mundo del fútbol argentino llora la partida del inolvidable Negro Omar Palma, un verdadero titán en la historia de nuestro querido Central. Allá en el cielo están tirando paredes con los grandes, ¡lamentablemente! El Gigante de Arroyito ha perdido una de sus luminarias más relucientes, y el vacío que deja se siente en cada rincón del estadio y en cada corazón canalla.
¡El Rey de la Media Luna!
Decir Omar Palma es recordar esas gambetas endiabladas que dejaban rivales desparramados como si fueran simples peones en un tablero de ajedrez. Era como un mago con la pelota pegada al pie, sacándosela al rival como si tuviera un imán de otro planeta. Su talento era pura magia y cuando entraba en el área rival, ¡brillaba como el sol del mediodía!
Una carrera que sigue haciendo historia
El Negro, con su camiseta número diez, se convirtió en leyenda a base de goles, asistencias y pura garra. Palma llevó a Central a lo más alto y fue parte fundamental de momentos de gloria que hicieron vibrar a miles. ¿Quién podría olvidar esas tardes épicas donde su pie derecho se convertía en un pincel y el campo en un lienzo?
- El toque sutil que rompía defensas.
- ¡El pase al vacío que siempre encontraba a un compañero!
- El tiro libre al ángulo imposible que dejaba al arquero clavado.
El legado de un grande
Más allá de las estadísticas y los títulos, Omar Palma se ganó el cariño de la gente con su humildad y una pasión por el fútbol que contagiaba. Dentro y fuera del campo, siempre fue un caballero, un líder que guiaba con el ejemplo. Pero hoy, Rosario entera se viste de luto, porque se fue un pedazo de su alma futbolera.
La hinchada canalla nunca te olvidará, Negro. Siempre estarás presente cada vez que un pibe sueñe con ser un diez como vos. Gracias por tantas alegrías, maestro. ¡Hasta siempre, leyenda!