Álvaro «Bola» González, antiguo ariete de la Liga MX con brillantes pasos por equipos como Pumas de la UNAM y Puebla, parece haber heredado su talento futbolístico a su hijo, Elías «Bolita» González. Este joven prodigio ya comienza a dejar su huella en el mundo del fútbol, y la Selección Mexicana lo sigue de cerca, como un cazador que divisa su presa desde la distancia. Este tipo de situaciones se ha vuelto común en el Tricolor últimamente, donde el radar siempre está activo para detectar talentos valiosos.
El legado de los González
No es un fenómeno extraño ver en la trinchera de la selección a jóvenes talentos como Diego Abreu o Benjamín Galdames, quienes, pese a tener raíces sudamericanas, obtuvieron la oportunidad de portar dos nacionalidades gracias a sus nacimientos en suelo mexicano. Sin embargo, la historia de Elías es ligeramente diferente.
Álvaro «Bola» González, el uruguayo que hizo de México su hogar por más de una década, cosechó su mayor éxito en nuestro fútbol entre 2006 y 2009 con Puebla, alcanzando la asombrosa cifra de 75 goles que lo catapultaron como una de las principales armas del equipo camotero. Su paso por México fue tan significativo que podría decirse que sus botas dejaron surcos imborrables sobre el césped. A pesar de esto, sus hijos nacieron lejos del agave y el nopal; por casualidades del destino, Elías llegó al mundo en Uruguay.
El joven futuro del «Bolita»
Elías, jugador de la categoría Sub-16 en el Montevideo City Torque, lleva en su ADN la chispa y talento de su padre, aunque este último no fue profeta en su tierra natal. A pesar del profundo vínculo de la familia González con México, los hijos del «Bola» no poseen la nacionalidad mexicana, una revelación que podría ser un golpe bajo para aquellos que esperan verlo con el jersey verde.
En una entrevista, el exgoleador compartió que aunque sus hijos no son mexicanos de nacimiento, llevan consigo un fuerte arraigo a la cultura y un cariño por nuestro país. Y aunque Elías no haya nacido en México, sus pasos en el fútbol sólo pueden compararse con el vuelo de un águila que empieza a alzar vuelo en un cielo lleno de posibilidades.
Es un hecho que el “Bolita” González no puede ser parte del Tricolor, sin embargo, su historia sigue siendo un testimonio de la conexión inquebrantable entre México y aquellos que dejaron su alma en el campo de juego. Debido a su legado, sigue grabado en la memoria de los fanáticos que alguna vez corearon su nombre desde las tribunas.