En un día que prometía ser de análisis y estrategia antes del esperado Clásico Tapatío, el panorama cambió de forma inesperada y explosiva —literalmente— en la sala de prensa de Chivas. Antes de que las cámaras y micrófonos se encendieran, uno de los jugadores del Guadalajara causó una revolución mayor que un gol al último minuto, al lanzar un cohete que desató el caos y provocó un susto mayúsculo entre los reporteros presentes.
Una entrada zumbante
Mientras los periodistas tomaban posición, como delantero en área rival, un cohete irrumpió en la sala, reverberando en los oídos de Miguel González de Multimedios y Erick López de TUDN, quienes fueron los primeros afectados por esa inesperada jugada. Como si se tratara de un balón en disputa, ambos se percataron rápidamente de que su origen estaba tras las líneas enemigas: los jugadores.
Repercusiones inmediatas
El desconcierto generado por la explosión llevó a un sector de la prensa a abandonar la sala como si de un balón quemante se tratase. En el trayecto, Erick López y José María Garrido de Claro Sports elevaron una protesta con Alejandro Manzo, directo en la cancha de la polémica, ya que éste no estaba al tanto del alboroto.
El intento de pacificación
Buscando calmar la tormenta, Antonio Briseño, también conocido como «Pollo», hizo acto de presencia con la intención de detener la desbandada de los periodistas. Como un mediocampista distribuyendo juego, sugirió el retorno a la sala para ofrecer las disculpas pertinentes. Sin embargo, la oferta no tuvo la recepción esperada.
Reconciliación y disculpas
Finalmente, tras un par de horas y con un ambiente más calmado fuera del club, el departamento de comunicación del Guadalajara invitó a los medios a una charla fuera del récord. Con las banderas blancas desplegadas, Fernando Giaccardi lideró una disculpa oficial, al igual que el jugador Roberto Alvarado, quien reveló que la travesura había sido una broma entre compañeros sin intención de dañar a terceros.
Lecciones aprendidas
Aunque los medios de comunicación aceptaron las disculpas sinceras como si de un empate con sabor a victoria se tratara, recordaron la necesidad de mejorar la “jugada” en la atención a la prensa y garantizar una comunicación sin barricadas ni sorpresas inesperadas. Tal y como en el fútbol, siempre hay espacio para ajustes tácticos y mejor entendimiento entre las partes.
En la víspera de un partido tan emblemático, queda claro que cada elemento, incluso fuera del campo, puede ser capaz de generar un golazo inolvidable o una salida en falso que, afortunadamente, en esta ocasión solo dejó lecciones y propuestas de mejora en la alineación de relaciones.