La Liga MX Femenil enfrenta un nuevo y preocupante escándalo de acoso que ha encendido los reflectores sobre el equipo de la Franja del Puebla. Una situación que desafortunadamente sigue siendo una sombra sobre el fútbol femenino en México. Parece que la pelota simplemente no rueda bien fuera del campo, mientras clubes y autoridades no logran tomar el toro por los cuernos.
Este caso particular involucra a Lucía Yáñez, una talentosa futbolista americana que, tras enfrentar una serie de acosos, decidió cruzar nuevamente la frontera hacia Estados Unidos. Yáñez fue objeto de ataques no solamente en redes sociales, sino también en un nivel más personal con folletos distribuidos durante los partidos; un hecho tan escandaloso que ha dejado boquiabiertos a los aficionados.
El drama en el Estadio Cuauhtémoc
Los problemas para Yáñez comenzaron en el Estadio Cuauhtémoc, donde, desde los palcos cerrados, densos folletos con mensajes ofensivos eran lanzados como si del confeti de un carnaval se tratara. La cosa no quedó solo en la cancha; su hogar, que era proporcionado por el club, también fue testigo de estas agresiones, lo que hizo el ambiente insostenible para ella.
La Franja en el ojo del huracán
La directiva del Puebla, encabezada por Daniel Cessa, se mostró más desorientada que un pulpo en un garaje, pidiendo a Yáñez y a su familia que «se mantuvieran al margen» de las redes sociales. En lugar de buscar soluciones, optaron por tirar la piedra y esconder la mano, ignorando las solicitudes de investigar a los autores de estos folletos.
Un viaje amargo de regreso
La falta de acción tanto del club como de las autoridades encargadas dejó a Yáñez de brazos cruzados. Ni siquiera la Fiscalía del Estado pudo ofrecerle un deletreo de justicia, dándole como respuesta un «no» rotundo. Sin apoyo ni protección, la jugadora recogió sus cosas, colgó sus botines del pórtico mexicano y regresó a Estados Unidos, abandonando una competición que no le brindó el respaldo necesario.
Este nuevo episodio es un llamado urgente a la reflexión y a la acción para erradicar estas situaciones en la Liga MX Femenil y mantener una competición libre de cualquier tipo de violencia. Sin embargo, a pesar de lo sucedido, la esperanza es un tezontle y la lucha por un entorno más seguro continúa. Esto es fútbol y más que sudar la camiseta, se debe mostrar un compromiso genuino con la integridad y respeto en cada cancha.
