¡En Avellaneda, bajo el embrujo de las luces del Cilindro, Racing y Platense ofrecieron un espectáculo de fútbol que dejó los corazones hinchados de expectativa pero con un sabor amargo en la boca! Los Académicos no pudieron encaminar esos tres puntos que los impulsaran en la tabla y al final debieron conformarse con un empate reñido, luchado como un verdadero clásico del fútbol argentino.
Un Primer Tiempo de Altibajos
La primera mitad arrancó a todo vapor con Racing buscando imponer su ritmo y Platense, firme como un roble, parando bien su defensa. Si bien los de Gago se adueñaron del mediocampo, faltó esa puntada final. La hinchada celeste y blanca abrazó la esperanza cuando, en una jugada bien trabada, Oroz sacó un misil que fue a estrellarse contra el travesaño. ¡BANG! ¡Como un latigazo que resonó por todo el estadio!
El Infortunio del Gol Anulado
Al filo del minuto 27, Racing casi canta el gol del desahogo. Pero ¡ay! La alegría fue efímera. Una bandera levantada por el línea dejó a toda la hinchada con un grito atragantado. Fuera de juego. Una decisión que cayó como un balde de agua fría en Avellaneda.
Un Segundo Tiempo Electrizante
La segunda parte del encuentro fue una verdadera batalla campal de ida y vuelta. Racing volvió con más hambre que nunca, mientras Platense defendía con uñas y dientes. Llegadas de riesgo, patadas al borde de la tarjeta y una tensión que se podía cortar con un cuchillo.
El Gol Agónico
Finalmente, a los 74 minutos, Racing encontró la grieta en la defensa calamar para celebrar el grito sagrado. ¡GOOOOOL de Racing! El estadio estalló en una mezcla de euforia y alivio, pero como dice el dicho, la alegría dura poco en la casa del pobre. Apenas unos momentos después, Platense, con el alma en movimiento y corazón en mano, encontró la red para poner el empate. Un baldazo de agua helada que hizo titilar las luces del Cilindro.
La Hora del Desenlace
Con un tiempo aún por jugar, ambos equipos pelearon como leones enjaulados en La Bombonera, buscando ese gol que los llevaría al olimpo de la victoria, pero el marcador no volvió a moverse. Un empate que dejó un sabor agridulce en Racing y cierta satisfacción para un Platense que no se achicó ni un poco. ¡El fútbol argentino en su máxima expresión!
Ahora, a mirar hacia adelante, esperando que el próximo encuentro les devuelva el aliento a los hinchas y los jugadores puedan destilar todo ese potencial que llevan en sus botas. ¡Vamos, Academia! ¡A seguir peleando!