En una tarde para el infarto en el Monumental, River se impuso ante Boca con un zapatazo de otro planeta de Manu Lanzini. ¡Sí, señores y señoras, el millo rugió fuerte en el superclásico! El Superclásico se jugó a todo o nada, y fueron 90 minutos de pura adrenalina con momentos dignos de una película de suspenso. Si no estabas ahí, te lo contamos todo.
Manu Lanzini, el héroe inesperado
En el minuto 75, cuando el partido parecía encaminarse a un empate sin goles que dejaba gusto a poco, apareció él, Manu Lanzini, como un rayo en una tormenta. Desde fuera del área, soltó un zurdazo que dejó boquiabiertos a los hinchas riverplatenses. Como un pintor que traza la última pincelada en su obra maestra, Lanzini colocó la pelota en el ángulo derecho del arco rival. ¡Bum! ¡Golazo! El Monumental estalló en un grito ensordecedor: «¡Gooooooool!»
La jugada que cambió todo
El encuentro ya tenía tintes de épica. River venía insistiendo, casi como un lobo hambriento que olfatea a su presa. Nacho Fernández, con su calidad habitual, habilitó a Lanzini que, demostrando por qué lleva la banda cruzada en el pecho, aprovechó la defensa dormida de Boca. ¡Qué momento, carajo!
Desafíos y decisiones clave
No fue tan fácil llegar a ese glorioso momento. La defensa de Boca, liderada por Izquierdoz, estuvo férrea como un muro de granito. Pero los millonarios, fieles a su estilo, no aflojaron ni un segundo. Gallardo, astuto como un zorro, movió las piezas justas en el tablero. Decisiones clave como la inclusión de Suárez en el segundo tiempo y la tenacidad de Enzo Pérez en el mediocampo fueron determinantes.
Un triunfo para recordar
Este gol de Lanzini no solo le dio a River tres puntos vitales, sino también una inyección de moral en el torneo. Cada hincha va a recordar este superclásico por años, contando con orgullo cómo Manu Lanzini los hizo vibrar. ¡Y cómo no hacerlo! Un partido en el Monumental siempre es especial, pero cuando termina con una obra de arte, ¡es para el libro de oro!
En un duelo eterno como es el River-Boca, historias como estas son las que quedan impregnadas en la memoria de todos nosotros. ¡A celebrar, millo! ¡Este triunfo es todo tuyo!
