¡Se armó la gorda en la Fecha 12! Alejandro Orfila deja su cargo y completa así el póker de entrenadores que se despidieron en esta jornada que nos dejó a todos boquiabiertos.
La caída del último bastión
Desde los tiempos de antaño no se veía algo así. La Fecha 12 se llevó no uno, no dos, sino ¡cuatro entrenadores! Orfila, el último en caer, puso el broche de oro a una jornada de locura. Con su partida, se cierra un capítulo que quedará grabado en la memoria de todos los que amamos este deporte como el tango y el mate.
Un equipo sin brújula
El equipo de Orfila venía tambaleándose como boxeador en el último round. La última derrota fue el golpe de gracia, el tiro de gracia que hizo que la balanza se inclinara y no hubiera vuelta atrás. Sus jugadores, que al inicio de la temporada parecían caminar sobre las aguas, de repente se encontraron hundiéndose en arenas movedizas.
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Las decisiones de Orfila en los últimos partidos fueron como esos pases al vacío que no encuentran receptor. El cambio de esquema y las rotaciones que nunca se asentaron, dejaron a los hinchas con más preguntas que respuestas. Algunos dirán que la suerte nunca estuvo de su lado, pero vos y yo sabemos que la suerte es esquiva y hay que salir a buscarla.
Un adiós que retumba
La noticia de la partida de Orfila resonó como un trueno en el cielo despejado. Los medios, las redes sociales, los bares y las paradas de colectivo, todos están hablando de lo mismo. «Se fue Orfila», dicen algunos con incredulidad, otros con resignación, y no faltan quienes lo hacen con un dejo de alivio.
- Las jugadas de fantasía que nunca se materializaron.
- Los cambios de la formación que parecían más un acto de desesperación que de estrategia.
- El gol de último minuto que nunca llegó.
Cuatro entrenadores, una fecha
La Fecha 12 ya pasará a la historia como la jornada de los cuatro apóstoles caídos. Orfila, el último en irse, acompañará en la memoria a los otros tres entrenadores que también dijeron adiós. Esto nos deja una cosa clara: el fútbol es tan impredecible como apasionante.
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Ahora, el equipo queda a la intemperie, buscando luz en medio de la tormenta. La dirigencia ya está moviéndose rápido, quizás buscando a ese «mesías» que pueda devolver la esperanza a una hinchada que hoy, más que nunca, necesita consuelo.
Basta decir que encuentros como estos no solo definen la temporada, sino que quedan grabados en la historia del fútbol argentino. ¡Que no decaiga, la pelota sigue rodando!
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